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Sigo mi imaginario viaje en moto a lo largo del río Sequillo por la estepa terracampina. Un viaje basado en tantos reales que me parece sentir, no sólo el viento fresco en la cara,  sino hasta los olores de cada una de las imágenes que voy revisando.

Tras dejar Herrín llego a Villafrades, tangente al Sequillo y rodeado por el arroyo Berruez, que llega desde Villalón. Tanto uno como el otro disponen de altos terraplenes que los vecinos sin duda agradecen ya que el pueblo se encuentra por debajo del nivel de los ríos. Las riadas han causado por aquí grandes desastres como la acaecida en 1962. No hace tanto.

Durius Aquae: Villafrades de Campos
Villafrades, restos del viaducto del ferrocarril Villalón-Palencia sobre el Sequillo

Por Villafrades también paso el tren. Aún es posible encontrar los restos de los andenes del «Tren Burra» y las robustas pilastras del viaducto que superaba el Sequillo. Ahora solamente sirven para la retención de cañas secas.

Pura estepa

Tomo ahora la VA-921 que va junto a un río seco y desnudo de arboleda. Viajo por el medio de la Tierra de Campos, monótona y vacía. Encuentro pequeños pueblos de Valladolid. Gatón y Villabaruz, ambos de Campos. El primero de inconfundible perfil por el chapitel de su torre y el segundo que luce remozada su ermita de San Pelayo entre un anillo de desolación… Entre los dos no llegan a cien habitantes. Los pueblos están agónicos, como la tierra: áspera, pobre y cansada de la cebada.

Durius Aquae: Gatón de Campos
La elegante «línea de cielo» de Gatón de Campos

Sigo camino, a mi derecha encuentro junto al río la solitaria ermita de la Virgen del Castillo, esta ya de Tamariz de Campos donde encontramos en una de sus plazas la estatua de aquel «Purpurino» desterrado de la provinciana capital por perverso. En Tamariz algo cambia, comienzan de nuevo las arboledas y la vega se ensancha. Al fondo, no muy lejos, se observa un vergel y yo de nuevo tomo los caminos.

Durius Aqaue: palomar en Villabaruz
Palomar en Villabaruz de Campos

En cada lugar aparecen ermitas junto al río y palomares, pero ¿y los molinos? Hasta ahora ninguno. Sin caudal ni desnivel no encontraron la energía necesaria. El más cercano probablemente uno de viento en Cuenca de Campos y así será hasta que con el Canal de Castilla en Medina de Rioseco se levante la fábrica de San Antonio y en Tamariz las de la Sexta y Séptima esclusas.

Durius Aqaue: Tamariz de Campos
Tamariz de Campos: ermita de la Virgen del Castillo
El río, el canal y el arroyo.

El viaje del Sequillo se acerca al Ramal de Campos del Canal de Castilla, lo cruza bajo un elegante acueducto selvático entre su sexta y séptima esclusa: mucha agua por arriba y poca por debajo. Las arboledas son espesas y enormes y las tierras disfrutan de venas de aluminio y aspersores que logran dar vida a semillas más afortunadas.

Pero el festival sigue y las vegas no terminan. Al poco el río Anguijón —principal tributario del Sequillo— se une con sus aguas también escasas. Llega desde Torozos, más allá de Montealegre, cuyo castillo ahora puedo ver a lo lejos, tras el de Belmonte. Este pequeño río sí que tuvo molinos, ¡nada menos que 15 en su corto recorrido de 25 km!

Juntando ambos sus lágrimas llegan hasta Villanueva de San Mancio.

Durius Aqaue: Canal de Castilla por Tierra de Campos
La línea del Canal de Castilla por Tierra de Campos

Aquí en Villanueva colocaron la torre de la iglesia del discípulo de Cristo Mancio sobre un pedestal imponente e inverosímil, al menos como lo vemos en la actualidad.

Salgo por la ermita del Cristo y sigo el viaje del Sequillo. El viento del noroeste sube de tono en mi imaginario viaje y al tornar hacia el oeste por la VA-913 me ladea y necesito compensar. Aun así puedo distraerme contemplando los olivos plantados arriba, en el Moclín y Valdecuevas, sobre las mismas almas de los viejos soldados que por allá se las tuvieron hace doscientos años con el gabacho y otros despropósitos.

…y Rioseco

Al poco llego a Medina de Rioseco. Es aún la ciudad más poblada de la Tierra de Campos. Que bella tuvo que ser la capital de los almirantes castellanos de cuando Castilla tenía mares; ahora solo seguimos el humilde río que rodea la ciudad por el este y por el sur.

Durius Aqaue: Casas darsena Canal de Castilla
Dársena de Rioseco: casas del Canal

También llega el Canal de Castilla a su imponente dársena con agua de sobra. Agua que pasa bajo la harinera de San Antonio y, sin mover ya cigueñales, se vierte al río haciendo que a partir de aquí su cauce lleve corriente.

Y aquí, en Medina de Rioseco termino esta etapa. Hago como que aparco la moto, me quito guantes, casco. Me suelto un poco la ropa y dudo entre visitar sus museos y monumentos o ¡sus pastelerías!

Bueno, estoy de reposo y no conviene andar. Tomaré una rosquilla de palo revisando mi colección de fotografías.

Sigue en la siguiente entrada …/…
Río Sequillo
… y el Sequillo ¡estrena agua!

 

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