Hoy llegué hasta La Horra casi sin darme cuenta, distraído; y este fue el tono de la ruta cuando cambié el coche por la bicicleta.

La mañana estaba fría y ventosa para ser junio. El sol se entretenía jugando al escondite y yo decidí buscar la desembocadura del Gromejón en el Duero para después tratar de remontar una parte y regresar dejándome llevar por los caminos. Aquí el TRACK DE WIKILOC.

 

Durius Aquae: Ruta bajo Gromejón
Ruta en bici por el bajo Gromejón (73 km)

El pequeño río nace más arriba, en Caleruega. Su acogedor valle es encantador y los pueblos por los que he visitado también. El río, incluso ahora, aporta algunas aguas al Duero; pero su estado no es bueno y apenas puede con el agresivo sector agropecuario que lo acompaña. Sus laderas, sin embargo, lucen viñas espléndidas, ordenadas y mantenidas en pleno corazón de la Ribera del Duero.

Trato de seguir sus tupidos ribazos pero es imposible.

Y eso que lo debió de cruzar por estos lares la calzada romana a Astorga. Pero de aquello poco queda y tengo que recular para llegar hasta Ventosilla por los nuevos caminos jalonados de majuelos.

Entre una variedad de edificios funcionales en diverso estado aparece el espléndido palacete de caza del aquel duque con fama de especulador. Trato de imaginar aquellos parajes allá por los primeros 1600; Castilla aún era rica, todo estaba nuevo y bien cuidado y el río tenía peces y cangrejos. Un lugar de influencias, sin duda, que visitaron cortesanos, pintores y literatos mientras reyes y condes cazaban y se lo repartían.

Durius Aquae: Ribera de Duero; majuelos perdidos
También los majuelos perdidos tienen su encanto

Sigo camino hacia La Aguilera, ruedo entre el río y el canal de La Alcantarilla pero al poco decido subir a los cerrillos que enmarcan el valle. Los majuelos se van intercalando con pinares, quejigos, encinas. Las viñas están bien atendidas; se ven numerosos trabajadores. Es momento de binar, de aclarar y de azufrar. Así lucen impolutas ajardinando la naturaleza.

Me acerco hasta el santuario de San Pedro Regalado.

Una de las hermanas que lo habitan me recibe con su hábito «denim»  y me permite la visita la iglesia. Allí encuentro la blanca sepultura de aquel vallisoletano que podía estar en varios sitios a la vez y que —como nos muestra una de las sargas— tenía el valor de apaciguar a un toro bravo con una sencilla bendición. La novedad es que puedo visitar un monasterio próspero y bien mantenido, al contrario de las ruinas habituales en nuestros recorridos.

Durius Aquae: La Aguilera
Iglesia parroquial de San Cristóbal (La Aguilera)

Sobre varios cerrillos se asienta La Aguilera, ahora pedanía de Aranda. Su iglesia, de firme espadaña, se recorta vistosa bajo el cielo de nubes y yo sigo camino hacia el río de nuevo. El Molino del Pueblo alguien lo está remozando, incluso su balsa está llena. Un par de ruidosos gansos me echan a gritos de su imperio junto a las cárcavas.

Sigo remontando el valle; alternando caminos y llegando hasta las escasas ruinas de Revilla de Gumiel: un par de paredes y…¡sus bodegas! Desde lo alto del cerrillo observo en la distancia un raposo en buena carrera. Me imagino que persiguiendo a alguien más pequeño que el.

Durius Aquae: Revilla de Gumiel
Aquí estuvo la iglesia de Revilla de Gumiel

En el río hay un puente de traza romana y un tractor enjuaga una enorme cisterna bajo el ojo. Las pocas aguas se enturbian y el río queda maltrecho y revuelto cuando marcha.

Subiendo y bajando colinas me encuentro con la N-1. El Gromejón pasa con discreción bajo sus calzadas de las que me alejo al instante tomando rumbo hacia la vía del “Directo

Llego hasta el agradable puentecillo de San Pedro,

también de aspecto romano. Aquí una nube asesina me sorprende y vuelo a buscar refugio. Trato de llegar hasta la vía pero el agua me atrapa frente a más ruinas: las del Monasterio de San Pedro de Gumiel, donde encuentro refugio parcial en el Corral de la Casilla. Aprovecho para sacar algo comestible de la mochila mientras el agua cae entre las cochambrosas tablillas que cubren parcialmente la techumbre.

Durius Aquae: Gumiel de Izán, puente de San Pedro
Puente de San Pedro sobre el río Gromejón (Gumiel de Izán)

Pero era una nube y en cuanto levantó un poquito el viento se la llevó con el y yo me acerque hasta la ermita de San Antonio junto al ferrocarril «directo» Madrid-Burgos por el que aún debe de circular algún mercancías a tenor de lo relucientes que se encuentran sus raíles.

Subo hasta la ermita. El paisaje es delicioso pero hay un enorme alboroto de avispas en torno al pórtico y me alejo discretamente.

Y hasta aquí llego. Espero que el Gromejón me espere y me muestre lo que me falta por recorrer en una próxima excursión. Llevo 40 km y es hora de retornar y parece que ahora con la brisa favorable.

Durius Aquae: Monasterio de San Pedro de Gumiel
Viejos muros del Monasterio de San Pedro de Gumiel
…/… Sigue en la próxima entrada
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