El otoño avanza y el tiempo va empeorando. Las temperaturas son más frescas, los días más cortos, la amenaza de lluvia no cesa y los caminos embarrados. Pero hoy había ganas de rodar y, estas ganas, pudieron con todos estos inconvenientes.

Vadocondes, Burgos, Castilla y León
El río Duero en Vadocondes

Comenzamos en Vadocondes, junto a un Duero luminoso y sosegado. Cruzamos el puente a favor del viento y nos acercamos hasta su enorme ermita de San Cosme y San Damián, allende el río. Tras cruzar la vieja vía de Ariza, que apenas se distingue, seguimos con rumbo noreste entre un bonito monte. Salteadas, se repartían por igual encinas, pinos y sabinas, sobre un jaral húmedo que despedía un agradable ládano. Había llovido pero los suelos en el monte no suelen formar barros y rodábamos con soltura aunque, eso sí, cuesta arriba.

Montes junto al valle del Duero

Nuestra siguiente parada fue en San Juan del Monte. Alguien trabajaba en su cementerio y pudimos curiosearlo. Justo a la entrada se levanta un espectacular mausoleo con columnas, frisos y capiteles palmiformes, como si de un diminuto templo egipcio se tratara. Bajamos hasta el pueblo y otra columna nos sorprende; se trata de su rollo jurisdiccional, una columna rematada con un increíble capitel de hojas de acanto sacado de… no es difícil de imaginar.

San Juan del Monte (Burgos)
Puente «romano» en San Juan del Monte, sobre el Arandilla

Visitamos su barrio de bodegas, sus enormes lagares yacen dormidos, más bien muertos entre variados merenderos y finalmente bajamos hasta el río que cruzamos por un viejo y estrecho puente alomado comido por la vegetación. Bajo su único arco discurre el caudaloso Arandilla.

Peñaranda de Duero - Burgos- Castilla y León
Castillo de los condes de Avellaneda en Peñaranda de Duero – Burgos

Rodando por su vega nos acercamos hasta la monumental Peñaranda de Duero. Encontramos la villa inmersa en una inusual actividad constructiva, resulta que su palacio se está adaptando a hotel de lujo. Subimos entre sus empinadas callejas hasta los alrededores del castillo. ¡Qué buenas vistas! Su colegiata y sus conventos, entre un bonito caserío  con el río Arandilla y su galería cruzando sin prisa.

Su colegiata de Santa Ana… vaya parece que también aprovecharon cosillas de Clunia: ¡nada menos que tres emperadores te reciben en el pórtico!

El viento, aunque fresco, llegaba del suroeste y hasta ahora empujaba. Salimos de Peñaranda de Duero hacia los montes pardos que esperaban el agua que no acaba de llegar en abundancia. La verdad es que, hasta ahora, daba gusto pedalear. Rodábamos por páramos yermos, muy amplios y desnudos. Solamente algunas encinas rompían el horizonte para enseñarnos las nubes voluminosas que embellecían el cielo a la vez que nos amenazaban con una ducha fría.

Arandilla - Burgos - Castilla y león
Viejo palomar en Arandilla

Llegamos por fin hasta Arandilla, y hasta su vieja iglesia de San Isidro trepamos con los agradables ánimos de algunos paisanos poco acostumbrados a ver a ciclistas . Desde arriba ya pudimos divisar Coruña del Conde y las laderas del cerro de Clunia y, hacia el sur, como dibujados sobre el paisaje nuestros caminos de vuelta.

Llegamos hasta Coto Valverde y desde allí, pidiendo permiso, cruzamos por el monte hasta el pueblo de Casanova. Ahora el viento resultaba molesto pero no llovía. Junto al ábside de su iglesia disfrazado de frontón, almorzamos protegidos del viento aunque enseguida hubo que ponerse en marcha, había que entrar en calor y para eso no hay nada como una cuestecilla.

Paisaje desde Casanova, Burgos
Paisaje de Peñaranda de Duero

Volvimos a subir. Ahora remontar el valle del río Pilde con paciencia y contra el viento. Arriba nos despedimos de unas hermosas vistas de Peñaranda de Duero con su castillo dominando el paisaje. Volvíamos a descender hacia el valle del Duero entre el vallejo del arroyo Hondo de la Vid, un camino delicioso entre viñas ocres y entre bonitas nogalas y almendros. Sus laderas con afloraciones calcáreas nos protegían del viento y, además, cuesta abajo. ¿Qué más pedir?

En La Vid nos encontramos con nuestro Duero cuando ya caía el Sol y reflejaba sus destellos entre su arboleda, ya casi desnuda.

La Vid y Barrios, Burgos, Castilla y León
El Duero desde el puente de La Vid

Aunque ya algo cansados tomamos la decisión de volver a Vadocondes por el monte. Era más larga y algo más dura. Aún así, nos animamos. Tras subir con paciencia hasta la Peña de la Miel, luego ya fue todo un emocionante paseo entre senderos descendentes y entretenidos; saltando lapiaces y raíces, con la única compañía de numerosos grupos de corzos que se nos cruzaban asustados con increíble —y envidiable— agilidad.

Valle del arroyo Hondo de la Vid - Burgos
Reflejos del atardecer en las cepas del valle del arroyo Hondo de la Vid

Nosotros, con el Sol ya escondido llegamos de nuevo al Duero ¡Preciosa y fresca jornada!

Aquí os dejo el track y unos cuantos royos o picotas, que en esta excursión abundaron….

Royos jurisdiccionales de Vadocondes, Peñaranda de Duero y San Juan del Monte

 

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