En las tres próximas entradas y con la amplitud que nos van ofreciendo las tardes, propongo tres pequeñas rutas moteras que tocan Torozos y Valles hasta llegar al Duero acompañando al río Hornija. Esta es la primera
El buen tiempo que hemos disfrutado en los días pasados me animó a desempolvar la moto. Era el momento de disfrutar de los tonos brillantes y luminosos que va adquiriendo el campo.
Me decidí por subir a Torozos y dentro de este enorme páramo hacer un recorrido tranquilo y serpenteante por el incipiente valle del río Hornija. Desde La Mudarra hasta Vega o Marzales en el soleado atardecer de invierno.
La Mudarra es uno de esos lugares idóneos para enseñar a los colegiales de forma práctica cómo nace un río. Observamos como el páramo se rompe y como los manantiales más altos vierten su agua formando prados y tenues regatos que descienden con suavidad reuniéndose con otros más hasta conseguir una continuidad que llamamos Hornija. Aquí de nuevo, se me presenta la tentación de seguir por el camino con la moto, lo intento pero tengo que desistir.
Entre sotos y huertas, ahora grises, el paseo es magnífico y no tardan en aparecer los restos del molino del Batán, son solamente adobes devorados por la vegetación.
Por el precioso vallejo que se va hundiendo lentamente se llega a Peñaflor sobre una posición insolente y dominante nos ofrece una vista amplia y sosegada: por un lado el arroyo a vista de pájaro, acompañado de caminos y carreteras que convergen en la lejanía. Al frente el páramo; allí los esbeltos aerogeneradores blancos, hoy con un giro veloz y acompasado
Tras subir y bajar a la población seguimos recorriendo el valle hacia Torre. El viento me obliga a inclinar la moto para compensar y centrarme más si cabe en la conducción.
Y Torrelobatón
Y así llego a Torre; una gran «plaza mayor» en el campo. No sólo el valle se ensancha, también el río se reúne con su hermano casi gemelo Hontanija y con el arroyuelo Antanal. Este último puede presumir de una de las fuentes más caudalosas de la comarca en San Pelayo. La posición geográfica en la que Torrrelobatón se encuentra significa: molinos, prados, vegas y cañadas alrededor del cerro sobre el que se asienta su caserío y el histórico castillo comunero.
Y hasta aquí llegué. Fueron tantas las cosas que me llamaron la atención que eche el resto de la tarde visitando la localidad. Su castillo, iglesia y el restaurado molino de Mariana. También sus caños: el Viejo y el Nuevo, al lado de la casa sonde nació el Padre Hoyos. Cada vez que paso por uno de estos caños me viene a la memoria la imagen de mujeres lavando ropa con las manos enrojecidas por el frío entre barro y avispas. Vaya, cosas del pasado, ¿o casi?
El regreso lo improvisé subiendo hacia el Monte de San Lorenzo. Después vuelta por Peñaflor y Wamba desde dónde regresé a Valladolid con bastante fresquito. En total unos 110 kilómetros y unas 50 fotos. ¡Ah! Y la intención de acompañar de nuevo al río.
Hay rio hasta q llegas a una presa y cortan el cauce!!! Todo muy legal oye!