Palencia y Valladolid son las capitales de provincia españolas más próximas entre ellas. Una distancia menor de 50 km donde se ubica la que quizás sea la zona más industrial del Duero, salvando el área metropolitana de Oporto. Entre ambas capitales se reúnen los cauces bajos y sinuosos de los ríos Pisuerga y Carrión, justo en la amplia vega de Dueñas, una villa del Cerrato colocada en los Montes Torozos.
Desde luego no es la conurbación Tokio-Yokohama pero, aparte de las dos capitales, los pueblos de esta comarca gozan casi todos de cierta prosperidad y nutrida población, todo ello salpicado de polígonos, de naves y de industrias a caballo de importantes líneas de comunicación que discurren por el valle del Pisuerga trenzadas entre los ríos.
Las dos Aguas… y la fábrica de chocolate
Parto de Dueñas con la intención de acercarme hasta el lugar dónde el Carrión vierte al Pisuerga, para ello he de cruzar una carretera, el Canal de Castilla, una autovía y finalmente una de las líneas de ferrocarril, lo consigo y llego a las huertas, ahora rebosantes de frutos, en el pago que por aquí llaman “Las dos aguas”.
Por una rastrojera me aproximo a las riberas; están salvajes, impenetrables. Voy recorriendo esta selva por el borde intentando ver el río pero no resulta fácil hasta que encuentro un pequeño acceso entre negrillos. Agachado, casi arrastras, consigo llegar hasta el río con algunos raspones. ¡Los ríos!, ahí están ambos fundiéndose en un único cauce, ¡hermosa panorámica! Un colorido martín pescador se posa frente a mi en una ramilla seca, nada más verme vuela sobre las aguas casi quietas mostrándome sus irisados tonos naranja y azulado.
Entre los ríos, en el aire se aprecian efluvios de chocolate. Sí, aquí tenemos enfrente el pago de La Trapa, su abadía y muy cerca… ¡la fábrica de chocolate!
La tarde es muy agradable y hace días que no salgo; apetece rodar. Me dirijo hacia el canal que tomo en la esclusa 37. Desde allí me recreo por el camino de sirga hasta el Soto de Alburez, un lugar por el que nunca he conseguido pasar sin parar a contemplar su triple esclusa.
Por el Carrión… y la fábrica de galletas
De nuevo me encamino canal arriba y llego hasta Villamuriel de Cerrato. Su hermosa y recia iglesia de Santa María la Mayor, que recordaba andamiada, ahora luce esplendorosa. Tengo la suerte de encontrarla abierta y recorro su interior admirando su imponente cimborrio con araña incluida.
Cruzo el Carrión por el puente románico que no se jubila y desde allí me dirijo a Calabazanos donde curioseo su magnífico monasterio de perfectos y gigantescos adobes. Desde luego hoy la tarde es inusual; por una vez ¡no ruedo entre escombros!
Antes de Venta de Baños aparece el enorme almacén de una fábrica de galletas entre un suave olor a vainilla. Hoy el paseo no resulta apto para golosos.
Por el Pisuerga. Café… y cemento
Desde aquí enfilo hacia Baños de Cerrato. De repente es un seductor aroma de café el que parece que dirige mi bicicleta obligándome a girar de nuevo hacia el norte. Con este agradable olor (lástima que aún no esté digitalizado) aprovecho para visitar la clásica fábrica de cemento portland que encuentro pletórica de actividad junto al Pisuerga. Después ruedo hacia la presa del Cerrato, desde aquí un pequeño canal hace que el Pisuerga «casi» se salte un enorme meandro y consiga generar unos vatios antes de volver a su cauce.
El sol va cayendo pero la temperatura sigue siendo agradable. Enseguida me presento en la basílica de San Juan, en Baños de Cerrato. Está esplendorosa iluminada por el sol de la tarde; las luces y las sombras nos muestran sus equilibradas proporciones a la vez que nos remontan muy lejos en los aconteceres históricos. Me asomo a la fuente milagrosa de Recesvinto; un enorme cartel indica que su abundante agua no es potable.
Por la cañada llego hasta Tariego de Cerrato, hubiera querido subir hasta el cerro Bodegas (824) pero el sol se esconde y aún me falta un buen trecho. Eso sí, doy un pequeño paseo por su ribera que siempre es magnífica presidida por el puente. La gente juega, los perros corren alocadamente y los pescadores se entretienen con sus aparejos.
Desde Tariego a Dueñas, regreso por el valle
Tomo la Vereda de Serraniegos y pedaleo ceñido al río entre graveras. Ahora son los regadíos que festonean los ríos los que me acompañan en esta ruta «industrial» . El sol se resguarda pero veo todavía iluminados los páramos del Cerrato. Al otro lado del valle los Montes Torozos en sombra, con sus aerogeneradores girando, me señalan Dueñas. Es hora de cruzar el Puente Colgante que para nada lo es. Es de hormigón, largo, estrecho pero elegante y con un cartel que amenaza con severidad a quien lo causare daño. Cuentan que este curioso puente está construido sobre los estribos el desaparecido puente colgante de La Unión, el puente colgante que más duró en España (80 años).
Conecto las luces de la bicicleta y me planto de nuevo en Dueñas ya de noche. Recorro la pequeña ciudad con algo de nostalgia recordando que en mi juventud, aprovechando el tren, en alguna ocasión lo pasé muy bien cuando eran sus fiestas de agosto. Recojo la bicicleta en el coche y esa nostalgia la sustituyo inmediatamente por un chocolate caliente en el ambientado bar de la cercana fábrica. No podía terminar más entonado.
Una visión particular de esta zona quizá no muy conocida. Lo que no entiendo es ese miedo que observo a nombrar a Venta de Baños, que no quiero pensar que se trate de odio. Si no conociera la zona pensaría que la fábrica de galletas está en Villamuriel y la de cemento en Hontoria?
Vaya lío.
Algo de eso hay…..
Todavía hay gente rancia que les da grima nombrar Venta de Baños cuando hacen alusión a cualquier cosa positiva.
Que bonito y bien relatado, gracias
Enhorabuena. Me ha encantado este relato tan lleno de contrastes. He reconocido algunos rincones y descubierto otros. Está claro que hay que saber mirar y pedalear despacio para disfrutar de lo que otros ni siquiera intuyen cuando circulan por la autovía. Un abrazo.
Muchas gracias. La verdad es esa: aprendemos a mirar para ver el espectaculo que tenemos a nuestro alrededor. Saludos