Después de unas semanas desapacibles y con abundante lluvia, propias de la primavera, apareció un día de estos que te echan a la calle; o mejor dicho, a la carretera a rodar al viento. Aún así, la primavera es como es, y hubo que regatear una borrasca buscando los recovecos por donde no debería de aparecer y fue así como se tomó la decisión —finalmente muy acertada—de acercarnos hasta la Raya.

Ruta a la Raya de Portugal

En el punto de encuentro aparecieron ocho motoristas dispuestos a moverse de Este a Oeste y regreso. El plan: muy sencillo. Entrar en Portugal tras visitar algunos embalses sobre el Durius; almuerzo y regreso. Sencillo ¿no?.

Sí, pero aún había que rodar 450 km.

Hacia el Oeste

El primer tirón fue hasta Toro por autovía y con un tráfico del demonio. Allí tomamos la antigua carretera nacional, más entretenida y cercana, nos permitió disfrutar de una bonita vista del Duero desde el alto de Fresno de la Ribera.

Pero la ruta era larga y había que seguir. Tras repostar en las afueras de Zamora nos encaminamos hacia Muelas del Pan. Allí cruzamos el Esla, Príncipe del Duero, por el Salto de Ricobayo y seguimos hasta Villalcampo donde paramos a curiosear su presa sobre un Duero ya encañonado entre graníticos farallones.

Durius Aquae: El río desde Miranda do Douro
El río desde Miranda do Douro

Tras fotos y bromas, y por un hermoso paisaje de encinas y berrocales pletóricos de florecillas llegamos a la Raya. Nueva parada en nueva presa. En esta ocasión la portuguesa de Miranda. Estamos en plenos arribes y de Miranda do Douro apenas se aprecian las puntas de su catedral elevada más de 150 metros sobre las aguas verdosas del río que tiene a sus pies.

Rodando por Tras os Montes

El día era para pilotar. En este tramo todo era positivo: el tiempo había mejorado, buena carretera y un espectacular paisaje de robles y juníperos. El recorrido muy sinuoso con suaves toboganes y sin quitamiedos, y el tráfico: ausente.

Durius Aquae, burros zamoranos
Los burros nos parecemos en todas partes…

Esta emoción y circunstancias debieron espolear a nuestro líder Jose María, reconocido por su prudencia y sensatez. Desde la freguesía de Vimioso tiró con fuerza y saber y no fue fácil seguirlo y menos mantener el conjunto. Las referencias con el de adelante se perdían y algo de gravilla, especialmente a la salida de los caminos, no permitían descuidos. La concentración tenía que ser máxima. Kilómetros limpios de tráfico y llenos de emoción que de por sí justificaban la salida.

Así las cosas la parada en Outeiro fue muy afortunada. El lugar lo merece y su hermosa y enorme basílica dedicada al Santo Cristo junto con su espectacular «cruceiro» puso un relajante toque cultural al adrenalínico recorrido previo.

Durius aquae: Outeiro
Outeiro
Y por la Sierra de la Culebra

Entrados de nuevo en Zamora, allá por Alcañices, hubo cambio de guía. El habitual dejó paso a Isidoro, un natural de la tierra, que conocía “perfectamente” la ruta…. trailera por la que nos llevó a los confines serranos, vadeando incluso algún charco.

Aliste, Alba, Tábara… todo lo rodamos entre las cunetas repletas de increíbles brezos floridos en púrpura.¡Lástima no poder parar con más frecuencia!

Había que llegar a comer a Ferreruela de Tábara y finalmente llegamos tras cruzar transversalmente y por algunas pistas el conjunto de quebradas transversales la Sierra de la Culebra. Eso sí, una vez en el restaurante la relajación fue absoluta.

Habían sido magníficos momentos de moto y había que comentarlos.

En Casa Pepa no tienes que elegir, ni siquiera pedir. Te van sacando sus aperitivos, guisos y carnes, bebidas y postres tal y como lo haces en tu casa, incluso con la misma atención y calidad. Daba la impresión que el mundo se acababa.

Durius Aquae: motos abandonadas
Ellas también estaban preocupadas…

Así las cosas no es de extrañar que invirtieramos más de dos horas en la sobremesa.

Y vuelta

La temperatura se mantenía y la carretera se estiraba. A partir de aquí una conducción más relajada nos llevó a la Tierra del Pan y seguido a la de Campos. Entre Villarrin y Tapioles pudimos disfrutar de unas lagunas de Villafáfila húmedas, que parece que afloran, aunque les cuesta. Alguna perdiz se levantó desganada a nuestro paso aunque echamos de menos la avutarda.

 

Durius Aquae: Monasterio de Moreruela
Merece la pena pasar por Moreruela…
... y por Fuentesecas; mirad a "la Pindonga" dominandolo todo
… y por Fuentesecas; mirad a «la Pindonga» dominandolo todo

Tapioles, última y agradable parada. Agua y tónicas, era lo que apetecía entre tertulia en familia. Y a partir de aquí «cada mochuelo a su olivo», cansados y por diferentes sendas. Eso sí, con un regusto a guiso casero y habiendo recorrido 450 kilómetros, muchos inenarrables y con buena gente.

 

Los Saltos del Duero

Si alguien quiere conocer más sobre la hermosa y estratégica zona que hemos recorrido les recomiendo esta interesante entrada informativa sobre los Saltos del Duero, en especial el de Ricobayo donde visitamos su Laboratorio de Hidraúlica

 

 

Cantueso florido
Época de cantueso florido

 

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One thought on “Un paseo en moto hasta la Raya, luego a la Raia… y vuelta

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