…/… Viene en la entrada anterior
El pequeño río Hornija mide unos 60 km, sus fuentes las encontramos a una altitud de 845 m y su desembocadura a 645 m. Esto es, desciende doscientos metros en su recorrido hasta encontrarse con el Duero al que tributa según la CHD unos 26 hectómetros cúbicos al año. No se ha construido ningún embalse en su cauce hasta el momento y su sentido es constantemente NE-SO. Se trata de un riachuelo sometido a un buen número de presiones agrícolas con un estado de salud delicado y al que habría que mimar. Aún así se agradece verlo correr ya que no siempre sucede.
El triste camino de los Comuneros
Esta vez comenzamos donde lo dejamos en la anterior entrada, en Torrelobatón. Aquí algunos prados se han convertido en zonas deportivas y piscinas pero al salir de esta localidad su caudal es ya estable y con cierta corriente. Su transcurso es suave, tranquilo, casi rectilíneo. A ambos lados los páramos de Torozos lo acompañan como acompañaron en su día a aquellos 6000 desgraciados comuneros que osaron enfrentarse a un rey con ambiciones de emperador.
Vaya, yo también he osado desafiar esta vez al cambio de tiempo. Misma ropa de ayer pero diez grados menos, las manos se congelan cuando paro a hacer fotos. El viento sopla fuerte y algunas gotas amenazan.
Entre Torozos cuatro pequeñas localidades se sitúan a su vera: Villasexmir, San Salvador, Gallegos y Vega de Valdetronco. a la altura de esta última el páramo se desmorona en pequeños cerros residuales y el valle se ensancha entre suaves laderas. Muy cerca, al traspasar al A-6 encontramos Marzales. Todos son pueblos que languidecen, apenas son sostenibles y pierden su población sin remedio. Pregunto en uno de ellos por un bar:
- «¡Huy! Hace tiempo que no hay. Los domingos algunos suben a Torrelobatón en coche, toman café y echan la partida».
Además del río, los cinco tienen como factor común la ruina de buena parte de sus corralones, caserío y monumentos con San Pedro en Torrelobatón.
¿Se perderán los tesoros que albergan?
No es necesario engañarse: la respuesta es: si. Desgraciadamente no se puede conservar todo… en Castilla.
Continúo ahora por la llanura, desde la carretera el Hornija es una línea casi imperceptible. apenas árboles. Llego a Puente del Fierro y me sobrecojo un poco al recordar el reguero de cadáveres que dejó aquella desbandada de 1521…
Y Villalar
Me estoy librando de la tormenta ─veo cortinas de agua en el horizonte─ pero el frío y el viento me machacan así que dejo mis reflexiones y me acerco a Villalar de los Comuneros. Me agrada ver el viejo pozo de captación reconstruido junto al río. También es agradable ver como en este pueblo al menos encuentras gente por la calle y algo de barullo en los bares. Para la vuelta a casa tomo la autovía… frío, viento y tráfico. Al final llego, té caliente. ¡Qué curioso! Otros 110 km. Ni aun adrede…
y Aquí una pincelada sobre la batalla de Villalar