El río Duero, cuya cuenca es la más enorme de Iberia, tiene un tramo internacional de 112 km. La cuestión es que a partir de Zamora va excavando nuestra meseta llegando a horadarla en más de 400 metros y así entrar relajado en Portugal hasta llegar al océano. Son los llamados Arribes del Duero, espacios protegidos por ambos países.
A algunos visionarios del siglo XIX se les ocurrió que toda esa energía potencial podría ser transformada en eléctrica. El primero fue el entusiasta ingeniero madrileño Federico Cantero Villamil que ya en 1903 puso en marcha el Salto del Porvenir a escasos 10 Km. aguas abajo de Zamora. Fue así como comenzó la aventura de los Saltos del Duero; un sistema que comprende un conjunto de presas españolas que han suministrado energía, y lo siguen haciendo, a una buena parte del país, vendiéndose en ocasiones a otros países. También Portugal se benefició de esta idea como iremos viendo.
O robo do Douro
Para un proyecto de este calado era la colaboración de nuestro país vecino. Nos remontamos a las primeras décadas del siglo pasado en las que ya era frecuente la construcción de presas para conseguir energía eléctrica. Sin embargo, las iniciativas relacionadas con el Duero Internacional no solamente no contaban con la aprobación de Portugal sino que eran ignoradas sistemáticamente.
La determinación de algunas empresas para el aprovechamiento de esa energía fue tan firme que se diseñó un proyecto alternativo: “Solución Ugarte”. Consistía básicamente en canalizar el río por territorio español para realizar los aprovechamientos de forma independientemente. Esto, que más bien fue un farol, consiguió despertar el interés de Portugal. La opinión pública portuguesa lo llamó “O robo do Douro”, y de inmediato nuestros vecinos se sentaron a una mesa de diálogo.
Las negociaciones prosperaron y en breve se firmó el «Acuerdo Transfronterizo de 1927». Este acuerdo dividía el Duero Internacional en tres tramos de los cuales uno corresponde a España y dos a Portugal, pero con aproximadamente las mismas distancias y desniveles.
En la actualidad hay instaladas cinco presas en el Duero Internacional: las españolas Saucelle y Aldeadávila y las portuguesas Miranda, Bemposta y Picote. Las dos españolas mencionadas anteriormente mas las de Ricobayo, Villalcampo, Castro y Almendra (Villarino) forman el denominado conjunto de Saltos del Duero.
Ricobayo, la madre del cordero
Para intentar explicarlo en dos líneas, todo el proyecto y el acuerdo pasaba por construir un embalse regulador: Ricobayo. La presa fue la “madre del cordero”, se proyectó en 1927 y fue construida entre 1929 y 1934. ¡Vaya fechas para grandes retos!
Ríos tan estacionales como el Duero y el Esla tienen que estar domesticados, de lo contrario no resulta fácil ni conveniente su explotación eléctrica (hay que tener en cuenta que en aquella época no estaban ni siquiera regulados en sus cabeceras como actualmente). La presa construida en el Esla fue de récord para la época; 93 m de altura para una presa de gravedad y la capacidad del embalse también, 1.200 Hm3—el mayor de Europa, en su tiempo—.
Los proyectos y construcción de este sistema fue legendario, algo probablemente más difícil que la conquista del lejano oeste americano. Primeros años del siglo pasado: miles de obreros, barracones, mulas, carreteras de acceso, levantamientos topográficos, túneles a pico, dinamita… en una de las áreas de mayor depresión social a ambos lados de la frontera. Llegaron a concurrir trabajando a la vez más de 2600 almas, creándose incluso un moderno y acogedor poblado.
Sin embargo la presa se haría famosa por otro motivo más preocupante. Entre los años 1933 al 36 y en el 39 en el aliviadero del embalse se generó una erosión descomunal e imprevista que provocó la regresión del mismo en más de 350 m hasta el punto de poner en peligro la misma presa y la central. Los chorros de agua que se descargaban en época de exceso provocaron a su vez una olla de 120 m de diámetro por 100 de profundidad. El río se llenó de millones de toneladas de escombros que impedían el correcto funcionamiento del conjunto.
El Laboratorio Hidráulico de Muelas del Pan
El reto de corregir los defectos del aliviadero de Ricobayo trajo de cabeza a muchas personas. La situación justificaba el estudio, al lado de las obras y al aire libre, de un modelo reducido del aliviadero de la presa. Así, en 1943, se construyó un laboratorio de hidráulica, en exclusividad, sito en las inmediaciones del poblado de la empresa en el término de Muelas del Pan, para el estudio de este aliviadero y los que se venían en ciernes. Todos ellos aguas abajo, ya en el Duero.
El agua curiosamente tiene la propiedad de comportarse de forma similar a escalas muy diferentes. Esta particularidad permite mediante modelos a pequeña escala predecir el comportamiento futuro y mejorar las estructuras. Parece que la conclusión, como nos recalcó con frecuencia nuestro guía, es que: «el emulsionado de la lámina de agua disipa la energía protegiendo las estructuras…»
Con estos principios el laboratorio durante décadas realizó estudios a escala del resto de las presas que se fueron construyendo. También trabajó para el resto del territorio e incluso para otros países.
La visita al Laboratorio
En la actualidad es prácticamente un museo y quien lo rige, D. Fermín Faúndez Bollo, goza de una inestimable experiencia y conocimiento, además de conseguir una visita amena y atractiva.
La visita se comienza en la cercana localidad de Campillo. Allí se visita la magnífica iglesia visigótica de San Pedro de la Nave que fue rescatada de la inundación con la colaboración de la empresa. Después café en el pueblo y al aula. Su exposición resulta muy interesante, acompañada de humor y una buena información audiovisual.
Después visita al laboratorio, donde aún permanecen varios de los modelos utilizados. Se activan potentes bombas y el ruido es ensordecedor; a partir de aquí tres pequeños embalses a escala comienzan a funcionar. Desde un mirador en el exterior del edificio es posible observar la enorme «olla» real generada por el aliviadero inicial e imaginar las consecuencias que pudo tener.
Finalmente se da un paseo por el exterior de la presa desde su corona. Todo se comprende mejor y disfrutas a la vez del incomparable marco de los Arribes del Esla: «Príncipe del Duero»
Alguna cosilla más para curiosos:
Construcción de Ricobayo. Documental de Fernando López Heptener
Documental de TVE sobre la construcción de la presa de Aldeadávila
Quiero agradecer a D. Fermín Faúndez Bollo la inestimable colaboración en la realización de esta entrada.
Conozco Ricobayo y su presa es impresionante, mi amigo Modesto, es de allí y su padre iba de presa en presa