Se conocen como chimeneas de hada a ciertas y curiosas formaciones geológicas casi siempre formadas como consecuencia de procesos erosivos.
Y junto al Duero podemos encontrar un buen grupo paseando entre los términos municipales de La Vid y Barrios (Burgos) y el de Langa de Duero (Soria). Una docena de estas columnas se mantienen enhiestas formando caprichosas formas que nos estimulan la imaginación convirtiéndolas en figuras cercanas. Igual que hacemos a veces cuando contemplamos a las nubes.
Sus volúmenes estilizados de colores anaranjados, grises y ocres emergen unos cuantos metros sobre el sabinar abierto que tapiza las laderas que caen hacia la vega y el rio. En sus puntas conservan la peña fuerte que las mantiene erguidas sobre sedimentos más inestables.
Sus formas prismáticas bien pudieron guiar a los constructores árabes de atalayas. También a los que realizaron las fortalezas cristianas como las que tenemos tan cercanas en Langa o en Velilla. O quizás, a quienes diseñaron minaretes, torres y espadañas como la magnífica del cercano monasterio de Santa María de la Vid.
Estas torrecillas se debieron de ganar el respeto de quienes proyectaron y construyeron la línea de alta tensión que las acosa y que, solamente por fortuna, no derribaron
Y estas torrecillas bien merecerían también alguna leyenda que, si aún no existiera, habría que crear. Alguna relacionada con las deidades de los vacceos; o, tal vez, con el enamoramiento de una pastorcilla con un gigante al abrigo de los corrales tan abundantes como abandonados; o evocando batallas o acogiendo proscritas… Creo que si Buñuel hubiera visto estas columnas habría ubicado sin duda, en alguna de ellas, a su Simón del Desierto bien a salvo de las tentaciones del Diablo.
El Duero se mueve calmado entre los sedimentos que dejó aquel gran lago que por los Arribes se fue al mar. Y de aquella tarea nos deja delicadas figurillas como estas chimeneas de hada, esbeltas y menudas. Paisajes que parecen más propios de desiertos áridos, de lugares inhóspitos y vacíos, que de nuestra acogedora y entrañable cuenca.
En las cercanías es posible observar también formaciones parecidas, aquí os dejo otras dos:
Y aquí os dejo el camino… ¡ánimo!