Una buena manera de conocer el río Cega a su paso por la Tierra de Pinares sería seguir la llamada Senda de los Pescadores en el termino municipal de Cuéllar. Se trata de un largo sendero que pretende seguir el cauce del río, bien pegado a sus aguas, durante 8 kilómetros rio arriba desde el Puente Segoviano y regresar por los pinares.
Pues bien, el río, la naturaleza mas bien, se rebela contra esta iniciativa.
El río Cega es pequeño pero matón. Como el Eresma o Adaja baja desde las sierras de Sistema Central sin apenas valle definido. Simplemente horadó las arenas creando un profundo tajo y así consiguió llegar hasta el Duero. Normalmente es un rio apacible y tranquilo pero en invierno suele tener importantes crecidas que erosionan con facilidad sus riberas arenosas produciendo desprendimientos y derribando la arboleda seca o débil.
Vamos, que resulta caro y difícil mantener abierta una senda como la de los Pescadores junto a un río del temperamento del Cega
Ya estábamos avisados por la oficina de Turismo de Cuéllar pero, aún así, bajamos desde el castillo hasta el río caminando entre hermosos negrales. Llegamos hasta el puente e iniciamos la ruta. Disfrutamos de un río caudaloso que baja saltando viejos azudes, esquivando motores de riego y a veces trabado por la cantidad de chopos caídos sobre su cauce.
Entre la hojarasca parda y seca daba gusto pasear. Junto al rio rumoroso una luz tamizada por las ramas desnudas de la arboleda generaba una atmósfera cálida y acogedora. Pero pronto comenzaron a aparecer dificultades. A veces la senda se estrechaba, en otras ocasiones los escalones de madera que facilitan algunos pasos están destrozados y finalmente la humedad en los lugares a donde el Sol no llega hacía que el suelo estuviera embarrado y resbaladizo.
Saltamos sobre algún árbol caído y reptamos bajo algún otro hasta que un derrumbe había producido un terraplén junto al río que nos hizo desistir. Media vuelta. Habrá más ocasiones para recorrer más tramos disfrutando del Cega y de sus riberas sublimes.
Pusimos rumbo de regreso a Cuéllar; para ello hubimos de recorrer algunos pesados arenales por la vereda del Vado Barcón y descalzarnos —¡en febrero!— para pasar bajo la autovía por un enorme tubo inundado y sin drenaje. Se ve que los ingenieros no piensan en los paseantes.
Finalmente recorrimos las empinadas callejas de la Villa de Cuéllar. Torres, conventos, palacios, sus casas de entramado de madera y adobe… y el castillo de nuevo. Un lugar para disfrutar de imponentes vistas del mar de pinares y de la sierra de Navacerrada pero no en esta ocasión ya que una densa calima difuminaba el horizonte.
Al final una buena caminata que finalizó con la visita al “Castillo-Instituto”. Aquí tenéis el track.
Gracias por vuestra información.
Disfrutaré de la zona en cuanto sea posible.
No hace muchos años fue un buen coto de pesca y con pasarelas que permitían cruzar el río. Todos los años se hacían trabajos de mantenimiento y la Senda de los Pescadores podía seguirse casi en su totalidad. En la entonces Sección de Vida Silvestre, las distintas personas que trabajaban en ella se encargaban de que estuviera en condiciones porque había un pequeño presupuesto asignado para ello y los agentes forestales se empeñaban en que estuviera correcto. El río Cega ha seguido su lógica evolución natural.