Desde el mirador de San Pedro
Estamos junto a las rotundas ruinas de San Pedro, en Tiedra, y nos sentimos afortunados. Entre la mesa de La Ermita y el morón del castillo observamos hacia el sur el valle que forma el arroyo de las Fuentecillas. Hermoso y verde nos conduce con la vista hasta Benafarces y algo más lejos a Villalonso. Los Montes Torozos se disuelven despacio hacia la amplia llanura de Toro.
Nos sentimos afortunados. Los difíciles tiempos sanitarios que corren aún nos permiten realizar las actividades que nos más gustan como andar sueltos por el campo.
Las fuentes de Tiedra
Todo está cerrado en la localidad: castillo, observatorio, el centro de la lavanda… hasta lo nunca visto, la Ermita. Pero los vallejos torociles que albergan un estupendo rosario de cuidadas fuentes siguen abiertos.
Comenzamos visitando la fuente de San Pedro, justo en la cabecera del valle para bajar bordeando el cerro del Castillo que se perfila elegante sobre un cielo nuboso. Un viejo campo de futbol abandonado nos indica que tampoco Tiedra puede reunir ya un par de docenas de jóvenes para echar un partido.
Seguimos por el camino, convertido en la ruta senderista PRC-VA13 y vamos parando en la fuente del Caño y la de Represa. La primera consiste en un caño con abrevadero y lavadero y la segunda es un pozo con arca de ladrillo que dispone de un manubrio que mueve los cangilones de una noria interior. ¡Qué bien funciona! Y lo que cuesta sacar agua.
Seguimos caminando, rodeamos Tiedra por el sur hasta tomar la cañada de Vegadén. Rebasamos el viejo matadero y nos encaminamos hacia la fuente de Coberteras, con un arca de ladrillo y piedra, de tipo romano y en un bucólico paraje de álamos. El sugerente verdor y el nacimiento del arroyo de Villares hacen pensar en mozos y mozas haciéndose los encontradizos por estos parajes cuando el pueblo tenía dos o tres mil habitantes.
Proseguimos nuestro paseo por la cañada hasta que entramos en un campo encharcado para alcanzar la preciosa fuente de Antagüeros, de piedra y aspecto más romano todavía, afirmándose que lo es y nosotros no lo discutiremos.
Seguimos camino.
O, mejor dicho: lo abandonamos. Abandonamos la ruta señalada para averiguar si la fuente de San Urbán existe. Esta fuera de la ruta pero siguiendo el arroyo de la Pelilla entre prados encharcados encontramos el venero en forma de bodón rebosante. Siguiendo el arroyo arriba encontramos la fuente de la Pelilla de aspecto gótico y repleta de berros, lentejas de agua y juncos dando origen también al arroyo del mismo nombre.
Campo a través nos movemos entre los surcos de lavandas que ahora descansan. Buscamos otra fuente fuera de catálogo la fuente de Sifuentes cuyo manantial esta bajo las ruinas de un viejo transformador entre chopos generando un bonito regato.
Retomamos de nuevo la ruta oficial para llegar a otra fuente estrella: la fuente del Tayo. De su frontón sale un potente caño como nunca lo habíamos visto inundando de un relajante sonido el paraje y manteniendo el abrevadero contiguo con un agua tan limpia que no se la ve.
Seguimos el tranquilo paseo por lo alto del valle de las Fuentecillas. Un viejo palomar se desmorona y algunos perales que lo rodean están impacientes por florecer. Y así llegamos hasta la pedanía de Pobladura de Sotiedra y visitamos la última fuente de la jornada: La fuente de Peramor —hermoso nombre—, junto al arroyo Melgarejo.
Y el sol ya va cayendo
Pero aquí os dejo una galería con cada una de las fuentes de la ruta
Amallobriga
Tras visitar Pobladura encaramos la cuesta hacia la Ermita. Una subida agradable sobre el pavimento de una vieja calzada en la que nos sorprenden un par de perdices. Fue decepcionante encontrar la ermita cerrada; puede que ya no sean necesarias las rogativas dado el agua que ha caído.
Aun así el paraje goza de un místico encanto invitando a la contemplación y la reflexión sobre donde se ubicó, seguramente, Amallóbriga: primero vaccea y después romana. Los repobladores medievales por alguna razón prefirieron el lugar actual de Tiedra; ¿las surgencias quizás?
Un auténtico «Monte de las ánimas» que bien hubiera inspirado a algún poeta romántico de haberlo contemplado al caer las sombras.
La temperatura es muy agradable y antes de finalizar contemplamos el perfil de Tiedra observando los vallejos que descienden desde el pueblo generando sus fuentes y regatos; hoy todos con agua y todos hacia el río Bajoz que se lo contara al Hornija y, ya juntos, al mismo Duero
Y aquí: el track de las fuentes de Tiedra
Madre mía, hemos estado allí tres veces y no conocíamos nada de lo que cuentas. ¡Qué maravillosa excusa para volver!