Dejo atrás la vega de Langa y recorro el precioso y acogedor valle del río Valdanzo, brillante bajo el sol de la mañana. Enseguida llego hasta Valdanzo, localidad con el mismo nombre que el río y allí monto en la bicicleta.

Ayer fue San Roque. Por las calles sucias aún vagan algunos adolescentes desharrapados y ya apagados de una euforia que dejaron en vómitos y decepciones.

Fuente en Valdanzo. Soria
Valdanzo: fuente con abrevadero en La Pradera

Recorro el pueblo donde abundan las fuentes y bajo hasta el arroyo. Lo que encuentro es un vergel: mas fuentes entre praderas, muchos huertos y algunos palomares en las laderas de Cuevapalo. Por el vergel discurre con un brío sorprendente el arroyo Valdanzo para entregarse al Duero junto al puente que acabo de atravesar, abajo en Langa.

El Valdanzo mide unos 8 kilómetros según la CHD, es considerado como tal después de la unión del arroyo La Mostaza (Que llega de Valdanzuelo) con el arroyo de Los Pozos (que llega de Cinegro), esto es algo convencional, claro está, pues podría ser también el Mostaza mismo o también el arroyo de La Laguna (desde Miño de San Esteban). Pero estas son cosas de los humanos más que de los ríos.

Miño de San Esteban. Soria
Miño de San Esteban: vallejo del arroyo de La Laguna

En todo caso entre arroyos y arroyadas genera un bonita cuenca rompiendo páramos y creando vallejos entre el hueco geográfico que dejan los ríos Riaza y Pedro. Unos lugares solitarios por los que hoy pretendo rodar.

Tomo el camino hacia Miño de San Esteban pasando junto al molino del Cleto que se nutre de aguas del arroyo de los Pozos (otro más). La temperatura es perfecta aunque esto cambiará en breve; algunos corzos me miran y se van, más adelante, un mastín celoso de su trabajo me echa del camino convenciéndome con sus ladridos sordos para que tomara un atajo penoso entre las tierras que por fortuna me lleva enseguida a Miño de San Esteban. Parece que también celebran sus fiestas pero, por aquí, todo está en calma.

Miño de San Esteban. Peña del Gato
Páramos de las Tierras del Burgo desde la Peña del Gato

Contemplo su iglesia porticada y sus bodegas y lagares. Después trepo hacia la Peña del Gato recorriendo un páramo estrecho y alargado que me permite disfrutar de la majestuosidad de las amplias Tierras del Burgo; pardas y ariscas pero tan inmensas que me veo tan diminuto como los pájaros que veo revolotear junto a una zarza.

Tras estas Tierras del Burgo las montañas. Hacia el Norte y Este el Sistema Ibérico contornea el horizonte. Hacia el Sur, más cercanas están la sierra de la Pela y de Ayllón. Solamente por donde escapa el Duero, hacia el Oeste, los páramos se juntan directamente con el cielo.

Fuentecambrón, Soria
Fuentecambrón se diluye despacio sobre la ladera

Fuentecambrón aparece en el horizonte. Me acerco pisando un pedregal arado y húmedo, —quizás las últimas tormentas—. Entre el cascajo calizo corregüelas y amarantos se recomponen de la reja. El pueblo es del mismo tono indefinido que sus laderas, ¡apenas hay contraste!. Su espadaña, su caserío y una docena de palomares emergen modelados sobre el mismo suelo.

Ahora el sol ha levantado y comienza la calorina. Cruzo el arroyuelo de La Hontanilla que baja seco y tomo un atajo que me llevará a Cenegro. A mi alrededor todo es amplio, todo está calmo y lejano; en la enorme soledad solamente el ruido de mis ruedas sobre el suelo firme me recuerda que allí estoy. Como estuvieron también llenos de vida los numerosos  corrales que me muestran sus entrañas bajo sus muros y techumbres derrumbados.

Corrales en Cenegro. Fuentecambrón
Cenegro: Llano de Valdecalera; lugares antaño llenos de vida….

En Cenegro no parece quedar mucho, da la impresión de que sobrevive con esfuerzo. Sin  embargo, hoy, encuentro muchos niños por las calles, y padres, y coches. Lo mismo en el resto de localidades que he visitado o voy a visitar. Parece como un milagro; el del puente de la Virgen que hace renacer la vida de los pueblos.

Desde el pueblo, en lugar de atajar doy un gran rodeo. Trepo de nuevo a los montes, duros y áridos; por caminos hermosos, firmes y secos pero difíciles de rodar por el brutal lapiaz. Salpicados a veces de carrascas y otras de pinares y siempre aderezados con sabinas grandes y viejas. El calor aprieta fuerte ahora con el Sol en lo alto cuando inicio el descenso hacia Valdanzuelo.

Vieja casa en Fuentecambrón. Soria. Castilla y León
Vieja casa en Fuentecambrón. Soria

Un cartel me da cuenta que por allí se encuentra El Manadero, la surgencia que da origen a La Mostaza, pero a la vista de la sequedad del arroyo a esta altitud la visitaré en otra ocasión.

Llego a Valdanzuelo junto al arroyo seco y desolado. Almuerzo lo que encuentro en mi mochila a la sombra de un enebro junto a la iglesia. Repongo agua y parto. Parece un milagro pero… es salir del pueblo y el arroyo La Mostaza, ahora, se carga de aguas que corren veloces hacia el Valdanzo.

Sotobosques en el Alto de Las Portilleras. Valdanzuelo
Sotobosques en el Alto de Las Portilleras. Valdanzuelo

Las riberas se han poblado de chopos y en su cauce crecen alborotados juncos y espadañas. Me fijo y el caudal sigue abundante y es que los arroyuelos que bajan del Páramo le aportan buenos regueros, además numerosas surgencias y fuentes lo jalonan en su recorrido.

Cuando llego hasta el molino de la Torre me desvío de nuevo y subo por tercera o cuarta vez a los páramos. De nuevo entre claros y bosques con la maravillosa vista de la Sierra de Ayllón como telonera. Me da pereza llegar, ha sido una ruta corta pero una molestia en un pie no me permite hacer más alardes. Trato de alargarla un poco y serpenteo por caminos que cada vez son peores hasta que acierto por fin con una trocha complicada que baja a Valdanzo por su cementerio.

Sierra de Ayllón desde las Tierras del Burgo. Soria
Por aquí… todo es infinito

Aquí sigue la fiesta. La plaza ahora está limpia y la gente se ha levantado descansada. Como se suele decir “hay ambiente” y me apunto. Me siento junto a la improvisada barra y pido una cerveza; helada y deliciosa. Junto a mi se escuchan charlas desenfadadas, otros almuerzan y cantan y muchos niños corren en bicicleta o se salpican en la fuente.

Disfruté de la soledad y ahora me siento feliz, relajado entre el bullicio. !Hoy fue posible vivir en dos mundos diferentes por Tierras del Burgo!

Y la ruta de wikiloc

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