“Más vale una mierda en cartera que cien ideas luminosas”
Con esta frase soez solía recibir un jefe que tuve hace tiempo a cualquiera que propusiera alguna iniciativa, especialmente si iba acompañada del mínimo coste económico. Y ojalá que al que se le ocurrió en la Diputación de Valladolid la construcción del Centro de Interpretación del Valle de Esgueva alguien, su jefe o su conciencia misma, se la hubiera plantado con crudeza.
Esta “idea luminosa” costó nada menos que 2,5 M€, y digo costó porque para nada lo vale. Sin valorar si el edificio es feo o bonito, está claro que es de mala calidad y peor diseño. La “idea luminosa” no ha durado ni 10 años para el propósito con el que se construyó ni tampoco los han durado sus acabados. Para reconvertirlo a lo que se usa ahora (por no tirarlo) ya ha habido que hacer algunos cambios y gastar más dinero.
Sin embargo, la “mierda en cartera”, en este caso no lo es para nada. Se trata nada menos que de un puente medieval abandonado sobre la Esgueva en término de Castronuevo. Sobre-explotado y maltratado ni siquiera tiene dueño conocido, ahora está cortado al tráfico y con amenaza de derrumbe. No aparece dinero ni para, al menos, apuntalarlo.
¿Dónde podría estar el error?
Parece sencillo identificarlo: A las personas que les gusta el campo, pongamos el Valle del Esgueva en este caso, no necesitan una vía asfaltada pegada al río para recorrerlo sino que buscan los caminos y los recorren sin importarles que haya barro cuando debe de haberlo. Tampoco necesitan barandillas de madera tratada para protección porque la naturaleza les dota del necesario equilibrio y prudencia. Todas las papeleras atestadas sobran ya que la gran mayoría de las personas que recorren el valle recogen su basura y se la llevan de regreso. Si en algún caso no fuera así, hay que exigirlo.
Y, por supuesto, ni mucho menos necesitan un “Centro de Interpretación” de 2,5 M€. Aunque hubiera un par de jóvenes azafatas que nunca han recorrido el Esgueva adornando la entrada. ¿Y en el interior? ¿que encontrábamos? Unas hojas de libro de ciencias naturales ampliadas y adornadas de botones y lucecitas que suelen estar estropeadas y muy poco más.
Pues es así de simple
Los que recorren el Valle del Esgueva caminando o en bicicleta no buscan el asfalto; buscan la tierra. Las aves se las encuentran al paso. Observan a los peces (cuando los hay ) y cangrejos en el propio río y, a veces, se les pasa por alto un hermoso puente abandonado entre carrizales que deberían de limpiarse. También gustan de subir al páramo y, a la sombra de una encina, sentir el valle. Después o antes preguntan, consultan libros o Internet y consolidan su disfrute y conocimiento.
Pero la administración no funciona así. Disponen de créditos y tienen que gastarlos, a veces puro derroche y escaso criterio. A los que les corresponde gustan de las inauguraciones pomposas con ágapes incluidos pero no del polvo o barro, el calor o el frío. Sin embargo pueblos, río y campo, junto con sus habitantes, es lo que realmente es el Valle de la Esgueva. Por si fuera poco. Cuando repasas la hemeroteca te das cuenta de la complacencia y falta de crítica de la prensa cuando entrevistan a las autoridades y justifican lo injustificable.
¿Alguien puede imaginarse lo que hubiera podido hacerse con 2.5 M€ a lo largo de todo el valle?
¡Ánimo Castronuevo de Esgueva!, y suerte
Ahora el centro de interpretación se ha convertido en la “cara mierda en cartera” y el Ayuntamiento de Castronuevo de Esgueva lucha por una pequeña “idea luminosa” —recuperar el puente— ¿podría ser diferente aunque sólo fuera por una vez?
Al rescate de un puente sin dueño ( Diario de Valladolid – 16/01/2017 )
NOTA DEL DÍA 20/01/17
Ayer, a pesar del fresquete, me acerque con la bicicleta para ver si había exagerado y me encontré con esto; un valle afeado por ideas luminosas, el río lleno de carrizo (es masa de agua protegida) y el puente en ruinas. Es curioso e indignante que hicieron unos metros más adelante uno de madera. No hubiera sido más LÓGICO construir uno potente para tractores y dejar este para la pista… en fin; opina tu mismo.
Una pena de puente