Esta vez la meteorología nos marcó la senda. En plena dana buscamos el lugar que menos probabilidad de precipitación ofrecía y de más arena que barro. Así que nos acercamos a Pedrajas de San Esteban un pueblo de muchos pinos y más piñones.
Tras hacer acopio de pan para el almuerzo comenzamos nuestra ruta hacia el Este por la Cañada de las Ánimas entre pinares y campos de zanahoria. Los caminos estaban empapados pero firmes y los charcos se esquivaban sin dificultad.
Pegadita al camino encontramos el arca seca de la fuente de Santibañez, que nos recuerda que rodamos sobre el fatigado acuífero de los Arenales. Más adelante, tras pasar enormes campos de puerro, nos colamos entre el Pinar Viejo de Íscar con muchos ejemplares de enormes y añosos piñoneros que justifican su nombre.
Nos acercábamos hacia el Pirón donde nos sorprende el enorme molino de Alvarado, desproporcionado para el pobre arroyo que vemos. Visitamos sus monumentales cárcavos de sillería admirando la cubeta verdosa del regolfo con la que en algún momento se modernizó. Es esperanzador observar que se le ha dotado de una cubierta de chapa que sin duda lo protegerá del colapso.
Cruzamos el río; ahora los campos se abren y los pinares casi desaparecen: acabamos de entrar en El Carracillo.
El Carracillo es una comarca hortícola dinámica y de éxito dentro de la Tierra de Pinares. Se encuentra enmarcada entre los ríos Cega al Norte y Pirón al Sur. Un claro en la gran mancha pinariega segoviana. Sus tierras profundas y oscuras son extremadamente fértiles si se les aporta agua. Esto se hace con la ayuda inestimable del río Cega mediante un novedoso procedimiento de recarga artificial de su acuífero.
Tras pasar por la Ermita de la Visitación llegamos a Fresneda de Cuéllar, allí encontramos un vieja olma, hueca y retorcida, pero…. ¡llena de hojas verdes!
No damos crédito. ¿Cómo es posible?
En muchos lugares se conservan y se realzan sus troncos para rememorar aquellos tiempos bajo el árbol del pueblo, pero ésta, así, vestida de verde.
Nos hacemos fotos y la rodeamos, la tocamos y curioseamos hasta que… ¡ah vaya! Descubrimos el trampantojo: la ilusión. Alguien imaginativo ha tenido la idea de plantar un olmo siberiano en el interior vacío de la olma castellana… ¡enhorabuena! casi picamos.
Seguimos nuestro entretenido camino hacia Campo de Cuéllar. Primero visitamos la Laguna Mora y después la tosca ermita de ladrillo y calicanto de San Marcos sobre un teso. Más adelante un bonito melonar nos tienta con sus grandes frutos amarillos entre las matas que respetamos. Ya en el pueblo nos asomamos a la Laguna Herrera que entre sus carrizos refleja un precioso cielo.
En realidad estamos sorprendidos por la abundancia de lagunas, pozos, arroyos con un nivel freático mejor conservado de lo que cabe esperar de una zona de regadío. Frente a mí, en un charco del camino un pajarillo bebe con prisa hasta que me acerco y vuela.
Siguiendo camino llegamos a Chatún, paseamos por el pueblo, curioseamos su coqueta iglesia y en el parque Encantado del Vado paramos a almorzar con el delicioso pan de la Gallega de Pedrajas.
Pasamos por más pueblos: Gomezserracín, Arroyo de Cuéllar y Chañe donde encontramos la curiosa escena de una colonia de buitres leonados sobre los negrales. El factor común a todos estos pueblos es su generosa huerta. A pesar de que muchos campos están esperando la siembra otros muchos nos deleitaban con su gama de verdes: campos de lechuga, de remolacha de mesa y de azúcar, girasol de pipa gorda, fresas, chirivías, patatas, puerros, zanahoria y melones. Campos llanos y empapados con pequeñas manchas de pinar como telón salpicados de abrojo y estramonio.
Por fin, en Remondo tomamos la calle del río y llegamos de nuevo al Pirón. Ahora el río que poco tiene que ver con el bravo que tratamos de vadear en primavera sin conseguirlo. Cruzamos por Puente Vieja y de nuevo los piñoneros tomaron el protagonismo de la ruta. Con la vista puesta en el castillo de Íscar y algunas gotas amenazando regresamos a Pedrajas al tiempo que comenzaba a llover con fuerza. Esta vez nos libramos.
Un paseo muy agradable, asequible y lleno de encanto; pero todo tiene su contrapartida. Regar la comarca del Carracillo es un asunto que conlleva cierta polémica. Por reflexionar un poco: aquí os dejo un interesante artículo del Adelantado
Y el track de la ruta en wikiloc
Añadimos algunos apuntes muy interesantes que nos ofrece Eutiquio desde Facebook:
«Durius, gracias por tus comentarios sobre el Carracillo, sólo quiero hacerte una observación, la ermita de Narros,en su tosca apariencia, se construyó en el siglo XII y XIII, en estilo mudéjar,y conserva los arcos abocinados de las dos entradas, y un artesonado de madera, del siglo XVI muy complejo y muy similar al de Campo de Cuéllar. Bien conservados los dos. El artesonado de Chatún y Gomezserracín, son del s. XVII y están muy bien conservados. Lo apunto porque son cuatro puntos de interés para añadir al turismo de la zona. Saludos a todos/@s.
Te añado que esta ermita perteneció a un poblado,(fue la iglesia),hoy despoblado, llamado Marifieles ( relacionado con el arroyo Marieles) y que fue absorbido por Narros. En el entorno de la ermita yo tengo noticias por personas que han labrado las tierras del entorno que han encontrado algunosj restos arqueologicos. Hay información interesante y exhaustiva relativa a Narros y Marifieles en forociudad.
com. Saludos.
Muchas gracias a nuestro lector