Los pinos de Tabanera la Luenga

Si el adjetivo «trabajador» fuera aplicable a un río desde luego el Eresma lo tendría bien ganado. Desde su nacimiento allá en los Montes de Valsaín ha tenido que cavar con tesón la roca para poderse abrir paso hasta las llanuras arenosas de la Tierra de Pinares. Esto es lo que sucede entre Carbonero el Mayor y Bernardos. Aquí el río erosiona una dura costra pizarrosa para crear unas hoces profundas y ensortijadas que vamos a tratar de recorrer. Bueno, al menos cruzar.

Esta vez comienzo la ruta en Carbonero el Mayor en un día muy gris pero de agradable temperatura. En solitario y con ligero trancazo. Algunos dicen que así se cura. No lo creo, pero el esfuerzo y el aire del pinar suele mejorar los síntomas.

 

Durius Aquae: Descomunal negral protector
Descomunal negral protector

Comienzo subiendo hasta La Muela, un paraje lleno de curiosas cicatrices que van dejando la extracciones de arcillas y calizas. Poco a poco voy descendiendo hacia el río entre porquerizas y pinares de Tabanera la Luenga.

Algunos pinos son enormes, no puedo seguir sin retratarlos. Negrales y albares compiten en envergadura. El eco de motosierras y bidones de miera indican que se están olivando y en explotación.

Añe y los sotos del río Moros

Llego al río, afortunadamente lo encuentro limpio y con buen caudal. Justo aquí cruza la nueva vía verde del Valle del Eresma la cual remonto cómodamente un buen trecho entre los vestigios del viejo ferrocarril. Me acerco hasta donde el río Moros se une al Eresma en una ribera desaliñada y desnuda. No parece que el agua del Moros influya demasiado en el hoy caudaloso Eresma, pero todo suma.

 

Durius Aquae: Ruinas de la estación de Yanguas-Carbonero
Ruinas de la estación de Yanguas-Carbonero

Dejo la vía verde para seguir el curso más bajo del río que llega desde la La Mujer Muerta, desde la margen izquierda —más alta— se ve su bonita vega y una extensa mancha pinariega más al fondo. Al llegar a Añe los pinares desaparecen; lo sustituyen por campos pelados de cereal que a duras penas prosperan. Así cruzo el río Moros a la altura del arroyo del Pozuelo para desde aquí seguir la ribera del río por la Cañada Real  hasta los hermosos sotos frente a Añe.

 

Durius Aquae: El río Moros baja con cierta alegría
El río Moros baja con cierta alegría y bonita ribera

Estos sotos bien merecen un tranquilo paseo. Tanto que aquí paro a «comer el cacho» que llevo en mi mochila. Los fresnos son varias veces centenarios; no son gigantones pero tienen una curiosa forma en forma de peonza. Ésta ha sido generada por las sucesivas cortas a que han sido sometidos por los vecinos durante generaciones. Eran los prados del pueblo… cuando había ganado, claro.

 

Durius Aquae: Los fresnos centenarios de Añe
Los fresnos centenarios de Añe

Tras la breve parada subo por los pinares. Afortunadamente la arena esta prieta y me tengo que bajar poco. A cambio, el camino es una maravilla entre pinos esbeltos. Cuando pongo rumbo a Armuña el viento me ayuda ligeramente, los pinares desaparecen y la Campiña Segoviana parece más alta y fría, menos acogedora. Entrando en Armuña un perro que a lo lejos me parece pequeño cuando se acerca se convierte en un mastín voceras y amenazador. Por fortuna consigo pasarle mi susto con la propia bicicleta y una piedra. Parece mentira que dentro de un pueblo se puedan dejar sueltos estos animales.

 

Durius Aquae: Pinares de Añe
Pinares
De la Armuña a Bernardos. Camino de ermitas

Dejo Armuña y sigo hacia al norte entre montes que se elevan y tierras de labor. A mi derecha el Eresma se intuye ya hundido en un complicado cañón.

 

Durius Aquae: Cerro Tormejón y su ermita
Cerro Tormejón y su ermita

De nuevo me encuentro con la vía verde Valle del Eresma. Esta vez simplemente la cruzo a la altura de unos viejos tejares para encaramarme al imponente roquedo donde se encuentra la ermita de la Virgen del Tormejón. El paisaje nublado es sobrecogedor, varios milanos sobrevuelan elegantemente el cerro. Junto a la vieja ermita medieval me llama la atención la disposición de tres cipreses que parecen formar una curiosa familia; el más pequeño se recoge zalameramente entre los brazos del mediano y el más grande parece el protector de ambos. En fin, con la soledad la imaginación vuela.

 

La Campiña Segoviana y la ermita de Santa Inés...¡de 1200!
La Campiña Segoviana y la ermita de Santa Inés…¡sobre año 1200!

Sin más me dirijo hacia Bernardos, dejo de lado las ruinas de otra ermita románica; la de Santa Inés que pudo ser parroquia del desaparecido poblado de Valverde y entre lascas de pizarra a lo largo del camino me acerco hasta Bernardos, localidad de mayor tamaño que las anteriores y con cierto dinamismo debido a sus canteras de pizarra. Curiosamente pocos tejados se ven de pizarra aparte de su iglesia y ayuntamiento.

 

Seguiremos con el interesante «paso del Eresma» en la próxima entrada, de momento aquí os dejo un croquis de la ruta y el track

 

Familia de cipreses cercanías de Añe
Familia de cipreses (agrandar)
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2 thoughts on “Eresma y Moros; Pinos en Tabanera y sotos de Añe.

  1. A los pies de la ermita del Tormejon podías haber hecho una parada en las excavaciones donde descubriendo restos de dinosaurios y unos metros antes de esta misma ermita llegando por la vía Verde del Valle del Eresma, a un lado en una tierra de labranza, también puedes encontrar antiguos restos de vasijas de algún poblado romano. Algunos metros después de la propia ermita del Tormejon en su lado derecho, se localizaron una tumbas muy antiguas, algunos dicen que mucho antes de los romanos.
    Si subes hasta la ermita del Tormejon, descubriras que se ven otras dos ermitas en dos cerros y entre las tres forman un triangulo casi perfecto. ¿Serían estos lugares…. sitios de vigilancia en tiempos pasados?
    Es una zona con un aúrea especial que merece la pena ser visitado.

    1. Sexmeros,
      muchas gracias por tus enriquecedores comentarios. ¡Ojalá pudiera disponer de información de tanta calidad al comenzar las rutas. Aquí se la dejamos para los próximos. Estoy de acuerdo contigo en lo sobrecogedor del paraje, lo puse en el texto. También vi las excavaciones aunque no me imaginaba que hubieran encontrado dinosaurios por ahí. Vi los tejares y subí a la ermita, allí me entretuve con los milanos y los cipreses y no me fije en las ermitas que mencionas. Lastima, para la próxima.
      Saludos

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