En este enlace: Canal del Duero II
Canal del Duero III – Villabañez, Tudela, La Cistérniga
Un tiempo después desde la segunda entrada referente al Canal del Duero nos hemos animado a recorrer otro tramo más en un día soleado de invierno.
Habíamos dejado al Canal sumido en una niebla fría y delicada cruzando sobre el Duero en la Dehesa de Peñalba y, ahora, lo recogemos más cálido y soleado al otro lado del río. Seguimos en término de Villabañez y desde este lado podemos contemplar mejor el acueducto metálico. Sus aguas pasan sobre sus aguas y, una vez al otro lado, el canal traza una larga recta que lo irá alejando del Duero para regar la amplísima vega tudelana.

Su trayectoria, racional y rectilínea, sigue acompañada de una buena arboleda que trata de evitar la evaporación. El paso lento de sus aguas relaja, invita a la reflexión si vas solo o a la conversación en caso de ir acompañado y, además, de cuando en cuando nos sorprende con las pequeñas novedades hidráulicas que van apareciendo.
Por la derecha encontramos la salida al Canal Supletorio. Unas viejas compuertas, que ahora parece que se están renovando, regulan el caudal que llevará uno u otro. Gracias a este canal secundario es posible acometer obras de mantenimiento sin cortar el suministro a la ciudad y, a la vez, ampliar regadíos hasta el mismo pie de La Mambla.

Más adelante, al llegar a Carraduero entramos en término de Tudela. Cruzamos la carretera de Villabañez pero el Canal no se inmuta. Sigue recto saltando sobre lo que se encuentra. Este es el caso del río Jaramiel que, tras rodear la Mambla, cruza por encima del Canal Supletorio y después por debajo del Canal del Duero buscando su cercano encuentro final con el río. También aquí una compuerta doble y una almenara permiten regular las aguas, evacuándolas hacia el Jaramiel si conviene.

Los álamos van dejando paso a los pinos que se han establecido con firmeza en sus riberas, entonces el camino se oscurece y parece casi un túnel. Se van sucediendo los puentes y tajeas que ahora permanecen cerradas. El seno del canal esta firmemente empedrado y nos muestra un bajo nivel. Ahora no hay riegos, las acequias están vacías y solamente transporta algunas aguas más de las que necesita la ciudad.

Aparece otro acueducto. Bajo el mismo pasa un camino que antaño llegaba hasta El Rebojo. Aquí nace una acequia que se cruza con la de Valdelga y que parece recoger también aguas sobrantes del Canal Supletorio. Seguimos nuestro paseo por el oscuro túnel vegetal hasta llegar al cruce con la autovía de Soria, allí muere el Canal Supletorio y a la vez nace la acequia de Valdelga que vuelve con sus aguas hacia Tudela.
Tras pasar agachados bajo el puente de la autovía entramos en término de La Cistérniga. Aquí el Canal nos ofrece uno de sus momentos estelares jalonado de recias secuoyas que ya rebasan ya holgadamente la altura de la alameda.

El Canal por aquí sigue regando por su izquierda las tierras fértiles y llanas de Fuentes de Duero. Su derecha es un talud y el terreno gana altura. Parece que mediante bombas también se riegan los viñedos de los Lagares de Fuentes.

El canal discurre sosegado, sin apenas pendiente, entre una bonita alameda salpicada de otras especies plantadas. El Valle del Duero se ensancha más todavía, a un par de kilómetros apreciamos Herrera junto al Duero y, más allá, los altozanos de Portillo difuminados en la distancia.

Entre rio y canal aparecen algunas lagunas. Son los restos de antiguas graveras que ahora forman un bonito humedal. Otras están en explotación y la degradación ambiental es patente. El tráfico de camiones cargados de áridos cruza sobre los frágiles puentecillos del canal creando una nube de polvo y ruido que nos obliga a dejar aquí la excursión junto a las fincas de Barrasa.
¡Atentos! … Retomaremos la ruta por Laguna de Duero, más adelante.