La Iglesia de San Martín de Tours  en Mota del Marqués impresiona. Su atrio y su pórtico, su sillería de calidad… su volumen han llamado a mi curiosidad en los treinta y tantos años de ciclista por la provincia. Cuando visitaba el lugar siempre sentía cierta frustración por no poder contemplar su interior ya que grietas y desplomes hacían comprender que se mantuviera cerrada.

Hace unos días volviendo de pasear por Tiedra y sus fuentes, pasamos a felicitar al Bajoz por llevar un caudal tan generoso. Al aparcar justo junto a la Iglesia nos llevamos la sorpresa de que estaba abierta y aunque no era aún la hora del culto nos permitieron entrar a visitarla brevemente y tirar alguna foto.

Todo perfecto, después de lustros de paciencia accedíamos al interior.

Mota del Marqués
Mota del Marqués, Valladolid

Al entrar nos sorprendió el minimalismo que suele mostrar una obra recién terminada. También  su sencillez, la belleza de las elegantes crucerías de su bóveda y la armonía de sus volúmenes; todo esto hasta que miramos hacia el altar.

Nos encontramos con un haz de luz definido que atravesaba la nave central. Surgía del ventanuco del segundo cuerpo de la torre e incidía, encuadrando perfectamente, al Crucificado que preside el retablo mayor. Sobre Él, la imagen de San Martín en el centro del retablo recibía también algo de luz residual mientras entregaba la mitad de su capa a un pobre.

Apenas era posible fijarse en otro motivo. Los brillos sobre la escultura y los dorados de la casa deslumbraban por el mágico haz. Después de observar el efecto luminoso por unos momentos nos preguntamos si hubo primero algún óculo en la fachada del templo y cuando se alzó posteriormente la torre se alineó con esa ventana y el altar. También se observa que el dintel de la ventana ha cedido por lo que la luz, en su forma original pudiera también haber iluminado con mayor incidencia la imagen del Santo. O quizás… sea todo mera casualidad.

Crucificado en la iglesia de San Martín, Mota del Marqués
El crucifijo iluminado en la iglesia de San Martín, Mota del Marqués

La fecha no parece decir mucho: era 13 de febrero, precisamente las 17h y 8’ por nuestro reloj, y la hora verdadera… vete a saber. No nos metemos en ese cálculo que dejamos a alguien experto. Lo que parece claro en que este preciso fulgor también se manifestará sobre el Cristo algún día de agosto pudiendo estar también ahí la clave.

En tan solo dos minutos después el resplandor se había ya desplazado. Entonces pudimos ya fijarnos en su magnífico púlpito, sus columnas y su solado impecable además de otros elementos arquitectónicos y decorativos de calidad.

Una iglesia que no nos defraudó y que por pura fortuna nos ofreció la oportunidad de contemplar un espectáculo sorprendente e inesperado. Sugerimos que sea puesto en valor por quien corresponda a fin de incrementar las visitas tan necesarias en nuestro pueblos.

Mota del Marqués
Luz de invierno en los Torozos
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