¡Bienvenido y gracias Piscatorem!

Cualquiera que quiera conocer detalles muy precisos sobre la provincia de Valladolid; su geografía, su historia y más tiene que consultarlo irremediablemente en lo que, sin duda, es mucho más que una enciclopedia sobre esta provincia. Hablamos del Blog «Valladolid Rutas y Paisajes – Caminos por una provincia». Recorriéndola durante años en bicicleta, Federico Sanz y Óscar Domínguez han conseguido que la conozcamos mejor y queramos más si cabe.

Pues bien, Federico Sanz, conocido como Piscatorem por estos lares digitales, además de deleitarnos con su delicada prosa poética en el blog reseñado también gusta de disfrutar del río ocasionalmente acompañado de su caña y su paciencia.

Siendo así las cosas le he pedido alguna colaboración ocasional sobre el asunto de la pesca en nuestra cuenca. Gustosamente ha accedido.

Fede, de antemano te agradezco tus artículos que van a aportar calidad, historias y entretenimiento a quienes gusten de seguirnos. Además de introducirnos es este aspecto tan importante para un rio como es la fauna de sus aguas.

Reiterándote las gracias disfrutemos de esta primera.

Cuando aún no había especies invasoras –los felices 60-

Fue cuando nos iniciamos algunos en las lides piscatorias. Cuando los ríos estaban claros –o con su natural color- y por las riberas solía serpear un sendero de pescadores y se podía entrar en multitud de puestos naturales, pues ni la maleza se enseñoreaba de las orillas ni había puestos de madera que entraban sobre la superficie del río…

¿Qué pescábamos entonces? Pues durante las largas tardes de verano hacíamos unas impresionantes y memorables pescatas de bogas. Los chavales nos situábamos en fila paralela a la orilla, los pies en el agua con pececillos que te chupaban la piel de una manera muy agradable, y gusarapa de las piedras (o gusano de canutillo, que no daba tan buen resultado) en anzuelo pequeño con plomillos y veleta. Al final caían unas 40 o 50 por barba, de tamaño mediano aunque siempre se colaba algunas grandes y pequeñas.

Pero también entraba algún machillo, más de un barbucón y varias bermejuelas. Los barbos también salían a la ova, y nos asombraba que hubiera pescadores que, con dos hilos de ova agarraran un generoso racimo en pocas horas. Era casi brujería, pero asistíamos a brujería auténtica cuando bajaban los gitanos y, en muy pocos minutos y con una masilla misteriosa, habían capturado los barbos más grandes del tramo.

Durius Aquae; pescadores en el Duero
Pescadores en el Duero

También pescábamos bermejuelas en arroyos como el Valcorba, con reteles, pues no teníamos paciencia para los cangrejos. Y cachos –esos peces de lomo verde- en los remansos sombreados del río con pan o con saltamontes. A los barbucones les encantaba la lombriz a fondo. Les esperábamos hasta en pleno invierno.

Por lo general, aunque siempre había excepciones, los peces eran más grandes cuanto más río abajo los pescábamos. O sea, los de Sardón eran normales, pero en Pesqueruela, casi ya en el Pisuerga, rompían el sedal sin enterarse.

Hoy sólo –por estas corrientes de Valladolid- nos queda el barbo. Los demás son invasores.

Lucioperca. (Tanto esta fotografía como el siluro del ebro de la foto de portada son cortesía de Jose A. Saiz)
Lucioperca. (Tanto esta fotografía como el siluro del ebro de la foto de portada son cortesía de Jose A. Saiz)

Piscatorem

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2 thoughts on “Cuando aún no había especies invasoras –los felices 60-

  1. ¡Hola! Leí este artículo siguiendo un enlace de la página de facebook de los Amigos del Pisuerga. Me encantaría saber más información sobre esto, sobre las especies autóctonas del río y el porqué se introdujeron especies invasoras. No encuentro email de contacto, por favor ¿puedes contactar conmigo?. ¡Muchas gracias!

    1. Buenas Estela,
      No te puedo decir mucho más, pues soy pescador, no biólogo. Sin embargo, es notorio que el carpín -aquí llamado pancho- y la carpa se introdujeron en la península Ibérica hace muchos siglos, parece que el carpín incluso en época romana y la carpa desde la edad media, pues se criaba en los monasterios por razones gastronómicas. No obstante, hacia los años 60 se repobló la zona del Pisuerga en Simancas con carpas, para crear un coto de esta especie. La verdad es que estas dos especies llevan mucho tiempo con nosotros y nos hemos acostumbrado ellas, pues no han resultado muy nocivas para las autóctonas, al igual que el pequeño gobio, experto en limpiar fondos de ríos.
      El lucio es de ayer, como quien dice. También se echaron en los años 50 o 60 en el Pisuerga, pero no prosperaron. Luego se volvieron a echar y hoy se sacan en el Pisuerga, Duero y Canal de Castilla. Algo parecido ocurrió con el blakbass
      El lucio perca parece que se echó en la cabecera del Duero hace unos 12 años, y hoy está extendido por todo su curso.
      El perca sol es de finales de los 80 y el alburno de hace 9 o 10 años. ¡¡Lo llenan todo!!
      ¿La razón de todo esto último? Pues parece que fue por culpa de algunos pescadores desaprensivos, que de todo hay, (con la aquiescencia -o vista gorda en otros casos- de las adminsitraciones): las especies grandes se soltaron para ser pescadas, y las pequeñas para que tuvieran alimento las grandes.
      Las consecuencias las conocemos todos: han desaparecido las especies autóctonas, salvo el barbo. Al menos por Valladolid.
      Todo esto sin hablar de los cangrejos y tortugas, que también tienen su historia.
      ¡Espero que te haya servido de algo!
      Saludos,
      Piscatorem

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