Hoy comenzamos muy bien. Antes de salir de Paredes de Nava metemos en nuestra mochila un pequeño pan lechuguino reciente. Al menos en esto, hoy no habrá sorpresas.

Otra cosa es el tiempo. Malacostumbrados al falso verano de días atrás, hoy hemos sido algo optimistas con la ropa y con el día gris y un vientecillo incipiente necesitamos una cuesta arriba para empezar la jornada entonados. La encontramos enseguida; en el camino hacia la ermita de Carejas.

Paredes de Nava, paseo hasta la ermita de Carejas
Hacia la ermita de Carejas

El cereal va naciendo y el paisaje viene a ser una mezcla de ocres y verdes con cielo panzaburro. Pronto contemplamos los eternos horizontes de Tierra de Campos y sus pueblecitos salteados. Nosotros rodamos por el monte de Paredes. Robles y encinas empequeñecen bajo los enormes aerogeneradores que giran y giran con un sordo zumbido.

Hacia el rio de la Cueza

Los nuevos caminos creados para acceso a los molinillos no figuran en los mapas y desvirtúan los trazados. Aún así, llegamos hasta Cardeñosa de Volpejera y después a Villanueva del Rebollar, pequeños municipios que aun mantienen el sabor terracampino de sus construcciones que, poco a poco, se vienen abajo. No nos encontramos con nadie entre sus caseríos o bodegas. Tras tapiales hundidos se nos muestra un viejo carro de varas y en el rincón de una era yace oxidada una vieja aventadora. Muchos detalles del pasado.

Parajes por Cardeñosa de Volpejera. Tierra de Campos
Un día gris en Tierra de Campos

Seguimos hacia el Norte, a nuestro alrededor observamos los páramos más elevados de la Tierra de Campos, todos ellos copados de aerogeneradores que ya no encuentran ningún obstáculo en los informes ambientales. Así hasta hasta llegar a Cervatos de la Cueza. Nos acercamos hasta el río femenino y vemos que corre tranquilo entre las motas creadas para extirparle los prados.

Un pinchazo inoportuno nos retiene un rato junto a la torre de su vieja iglesia. Con algo de ayuda salimos adelante y buscamos el Alto Grande con la intención de asomarnos al valle del Arroyo Mayor Retortillo.

Una gran antena, como un alfiler clavado en pana, nos indica la dirección y hasta allí nos acercamos para asomarnos al amplio recoveco donde nace el diminuto rio con el  pretencioso título de «arroyo mayor».

Y Bajamos junto al Retortillo

Optamos por bajar por el valle recorriendo los pequeños pueblos que forman el municipio de Valle de Retortillo. Primero dimos con Abastillas, probablemente ya despoblado; más abajo Abastas, aquí con un viento infernal encontramos cobijo en la parada del autobús para dar cuenta del lechuguino y su acompañamiento; seguimos por la verde mota del río hasta Añoza donde un palomar cuadrado se empeñaba en llevar la contraria a todos lo cilíndricos que habíamos visto hasta entonces; poco después Villatoquite, aquí las acacias esperan días más cálidos para sombrear el atrio del Salvador y finalmente a Villalumbroso, su capital, donde mantienen vistosas y con argullo alguna de sus viejas casonas una generación más.

Perdidos entre las vías de los ferrocarriles y el rio conseguimos alcanzar el Canal de Castilla cuando el río pasaba bajo el bonito acueducto de tres ojos. Al otro lado, un derrame del Canal colma el río de aguas del Pisuerga y Carrión para intentar que La Nava vuelva a parecer un humedal.

 

El río Retortillo hasta mediados del siglo pasado desaguaba en el imponente humedal de la Laguna de la Nava sin que ésta apenas tuviera apenas drenajes naturales. Era nuestro pequeño Okavango. Sus aguas, cuando las tenía, se retenían en la depresión sin salida que daba cobijo a numerosa fauna y pastos al ganado. Quizás las fiebres o quizás la codicia consiguieron finalmente desecarla y …labrarla.

Actualmente el Retortillo desagua en el río Valdeginate y este, convertido en emisario de la nueva laguna artificial, lo hace en el Carrión.

Por la sirga buena del Canal y ya con viento a favor regresamos a Paredes. Allí nos esperaba paciente para la foto Jorge Manrique, el hombre del Renacimiento, junto a la imponente iglesia de Santa Eulalia, para contarnos cosas de ríos:

Nuestras vidas son los ríos

que van a dar a la mar,

que es el morir

…/…

Y la ruta,¡ por si alguien se anima!

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