Estamos en pleno invierno. En el valle del Duero la niebla lo delata y, huyendo de ella, nos presentamos en Cantalejo. La ciudad, capital de la Gacería, que pasó de ser conocida por sus trillos y cedazos y ahora es una de las puertas al turismo en el Parque de las Hoces del Duratón.

En ausencia de niebla el sol brillaba y… calentaba. Somosierra apenas muestra unos manchones de nieve en los ventisqueros más altos. Se trata de un nuevo e inesperado veranillo, podríamos llamarlo de «El veranillo de Santa Judit».

Alameda junto al Duratón
Lo álamos, despistados por las altas temperaturas, preparan sus yemas

Comenzamos rodando hacia el Norte, de forma arbitraria, a la deriva. Y por ahí llegamos a Fuenterrebollo. Encontramos a dos ancianos tomando el sol sin necesidad de estar a la abrigada y les preguntamos por el mejor camino hacia la presa pero por algún malentendido entre los cruces no hubo manera de que se pusieran de acuerdo. Educadamente los dejamos a la solanilla y nosotros tomamos el Camino de las Viñas en suave descenso. Los campos de cultivo desnudos y volteados dieron paso a dunas con resineros y después a paisajes calcáreos salpicados de sabina, tan característicos del Macizo de Sepúlveda.

Río Duratón después de la Presa de Burgomillodo
Apacible Duratón hacia Carrascal del Río

Bordeamos el Parque en dirección a la presa por el Camino de Burguillo. Resultaba chocante; a la derecha del camino se prohibía la entrada al Parque con el fin de proteger a los buitres en su cortejo, incluso a peatones y bicicletas. Y, a la izquierda, la explotación minera de arenas más grande de Europa nos muestra la oquedad de un valle vacío y devastado.

Llegamos al pequeño Burgomillodo, en la base de la presa y allí tomamos una agradable senda por el soto junto a río Duratón al que acompañamos hasta Carrascal del Río. Pescadores y paseantes también se daban un baño de sol a últimos de diciembre mientras que las arboledas de ribera dudaban entre su merecido descanso invernal o iniciar por anticipado su eclosión floral.

– ¿Qué tenemos por aquí? Preguntamos a unos jóvenes pescadores

– Poca cosa, algún lucio pequeño. Nada que ver con aquellos exquisitos barbos y delicadas anguilas que nos cuentan crónicas de antaño.

Cañón del Valdehorno, entre Carrascal del Río y Castrojimeno
El Cañón del Valdehorno, entre Carrascal del Río y Castrojimeno

Dentro de nuestra línea improvisadora en Carrascal decidimos remontar la senda de las Hoces del Valdehorno por el antiguo camino hacia Castrojimeno. Una senda tan hermosa como dura. Viejas tenadas ruinosas parecen formar parte

de un escenario con un telón de fondo de cortados calcáreos desde los que se lanzaban los buitres aprovechando los aires cálidos de mediodía.

Llegados a Castrojimeno y con la tarde cayendo nos dimos cuenta de lo duro que podría resultar el regreso por caminos atravesando vallejos y barrancas. Optamos por la prudencia y, aunque no es nuestro medio, tuvimos que tomar algunos tramos de asfalto para salir de la Serrezuela hacia Villaseca, rozando Castroserracín y Aldehuelas de Sepúlveda.

Castroserracín
Puente viejo de Valdicheña, Castroserracín

El «calor» era manifiesto, los móviles indicaban temperaturas de más de 20 grados y era complicado de acertar con la ropa. Rebasando los 1100 m de altitud pudimos almorzar en una lastra de espaldas al sol e incluso dar una pequeña cabezada. Mientras tiro la fotografía al puente de Valdicheña un lagarto que se reponía al sol corre a buscar su refugio.

Cruzamos el Duratón de nuevo y remontamos suavemente junto al río San Juan para volver a Cantalejo. El San Juan, que ya conocimos en Castilnovo, nos obsequió con una animada corriente y una bonita puesta de sol. Por su cañón aparecían imponentes cavernas, curiosas ruinas a modo de “puerta en el campo” y el despoblado de San Miguel de Neguera donde observamos como los últimos rayos de sol iluminan elegantes detalles arquitectónicos de lo que queda del palacio de los González sujeto con puntales que realzan su decadencia.

Sebúlcor, ruinas junto al Arroyo de San Juan
Misteriosas ruinas junto al Río de San Juan. Sebúlcor

El sol se guarda y sentimos la brusquedad con la que baja la temperatura al pasar por Sebúlcor. Con un pequeño esfuerzo más el cuerpo se entona y llegamos a Cantalejo. Hora de recoger y se nota el cansancio. Hoy dormiremos bien dice mi compañero.

Y aquí el track de 55 km con el que despedimos el año 2021. Un auténtico verano dentro del invierno.

Cantalejo
Monumento al trillero. Cantalejo

 

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